sábado, 8 de septiembre de 2018

Septiembre y llueve...

     Todavía es verano, pero hoy, llueve.
Llueve con intensidad desde la madrugada.
Después de trabajar un poco en casa y tomar algo para acomodar el estómago,
me siento en mi terraza a meditar.

     Suenan con fuerza los truenos,
iluminan la tarde los relámpagos.
El aire fresco te invita a ponerte por primera vez, algo de abrigo.
Es septiembre y en sólo unas horas, el tiempo ha cambiado completamente.

   Y truena, sigue tronando.
Raijin trabajando duro.
Cierro los ojos y me dejo sentir.

   Se oyen a la vez muchos coches, motos, autobuses.
Y pienso que son vidas en movimiento.
Personas yendo a casa, saliendo a trabajar.
Pueden ir de camino a comer con familiares, con amigos.
O quizás, a acompañar a alguien enfermo.
Pueden ir de compras...
Pero en realidad, son personas en movimiento...

Se oyen también gritos de chicas jóvenes
que, quizás, sea su primera tormenta acompañadas de amigas.
Dejando que la lluvia moje sus caras, sus ropas y eso les gusta;
 no hay nadie que les diga que eso no está bien.
 Simplemente, disfrutan del momento especial.

Y abro los ojos
y unas banderitas tibetanas
se mueven con el aire en mi balcón.
y las campanitas japonesas
no paran de tocar su tintineo
y mover sus oraciones.

¡Mira cómo caen las gotas de las hojas de las plantas!

¡Y siguen los truenos!
¡Y los relámpagos iluminan la tarde!
¡Qué gran día!
¡Qué día más bonito y especial después de un verano intenso!

En dos días comienza el cole, y la rutina.
Y los nuevos proyectos.
Y los grandes propósitos de cambio

Y habrá más tormentas;
como las de hoy y de las que te sacuden por dentro.
Pero siempre, después, saldrá el sol
 y volverá a impregnar todo con su luz.

Pero disfrutemos las tormentas,
el ruido, el viento que todo lo mueve;
porque eso significará que volverás a brillar
y en la tormenta siempre aprenderás algo
y si sabemos mirar,
podemos hasta disfrutar plenamente
del ruido que las acompaña.


Con una sonrisa en los labios,
que llena todo mi cuerpo,
continúo mi caminar este día.


Elena.
Septiembre 2018

sábado, 18 de agosto de 2018

Y DEBAJO DEL BARRO... LA ESENCIA

     "En un gran templo al norte de la antigua capital de Tailandia, Sukotai, se alzaba desde tiempos antiguos una enorme estatua de Buda. Aunque no era una de las más bellas y refinadas obras de arte budista tailandés, se había mantenido durante 500 años y se había convertido en objeto de veneración por su incuestionable longevidad. Este Buda había sido testigo de violentas tormentas, cambios de gobierno y ejércitos invasores, pero había resistido.
         Llegó un momento, sin embargo  en que los monjes que cuidaban el templo advirtieron que la estatua había empezado a agrietarse y que pronto iba a necesitar ser reparada y pintada de nuevo. Tras un período que resultó especialmente caluroso y seco, una de las grietas se hizo tan ancha que a un monje curioso se le ocurrió tomar una linterna para investigar qué había allí dentro. Lo que apareció de golpe al iluminar la grieta fue ¡el destello brillante del oro! En el interior de aquella sencilla estatua, los residentes del templo descubrieron una de las imágenes de oro de Buda más grandes y luminosas que se han creado en el sureste asiático  Ahora, ya despojado de la capa de arcilla, el Buda dorado atrae a multitudes peregrinos devotos de todas partes del mundo.
    Los monjes creen que esta deslumbrante obra de arte fue cubierta con yeso y arcilla para protegerla durante las épocas de conflictos y disturbios. De un modo muy parecido, cada uno de nosotros ha tenido que hacer frente a situaciones amenazantes que nos han llevado a cubrir nuestra nobleza innata. Al igual que la gente de Sutokai había olvidado al Buda de oro  también nosotros hemos olvidado nuestra naturaleza esencial. La mayor parte del tiempo actuamos desde la capa protectora. El principal objetivo de la psicología budista es ayudarnos a ver debajo de esta armadura y destapar nuestra bondad original, denominada nuestra naturaleza de Buda."

Del libro "La Sabiduría del corazón"
    Jack Kornfield

jueves, 28 de junio de 2018

LO QUE NO DECIMOS NOS MATA

¿Sabes a dónde van las palabras que no se dijeron?
¿A dónde va lo que quieres hacer y no haces?
¿A dónde va lo que quieres decir y no dices?
¿Adónde va lo que no te permites sentir?

Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos.
Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta.
Lo que no decimos se transforma en nostalgia, en destiempo.
Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente.
Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en ttisteza, en frustración.

Lo que no decimos no muere, nos mata

sábado, 10 de marzo de 2018

  Hoy he pintado un lienzo:
un ave volaba hacia el firmamento cantando de gozo.
Tanta dicha sentí que quise retenerla,
y pinté una jaula y el ave dentro.
Oí que el ave ya no cantaba,
y le pinté la jaula de oro.
Luego, al ver que seguía tan triste, pinté una puerta,
para que supiera que algún día podría ser libre.
Al comprender que su tristeza no cedía, 
dibujé la puerta abierta.
El ave voló gozosa hacia el firmamento,
y la jaula se desvaneció con la aurora.



Del libro "La sombra del Samurai" 47 Ronin
Raúl de la Rosa

jueves, 8 de marzo de 2018

GRACIAS

       " A pesar de la tristeza y la desesperación, a pesar de los tiempos en que supuse que nunca lo lograría, a pesar de los años de dolor y alejamiento de mi verdadera naturaleza, ha sido una vida llena de bendiciones, una vida de riquezas indecibles, y no pudo haber sido de otra manera.

       Y si todo terminara mañana, si cayera el telón, todo quedaría resumido en una sola palabra, tan sólo quedaría una palabra, y esa palabra sería la misma que empezó todo esto, esa palabra es Gratitud.

   Gracias.

      Por todo, por la luz y la oscuridad, por las pérdidas y las ganancias, por el placer y el dolor, y por la inefable consciencia en donde todo surge y se desvanece como el canto de un pájaro.


                                                   Jeff Foster



miércoles, 31 de enero de 2018

CURSO DE REIKI, NIVEL I


Aprende Reiki para tí y para los demás.


Reiki puede ser utilizado por cualquier persona, no hace falta ninguna creencia, ni poseer ningún don especial, cualquier ser humano que lo decida, puede aprenderlo.

Su utilización no es solamente para sanar enfermedades, es un camino para el encuentro con uno mismo.

Los tratamientos de Reiki nos aportan Alegría de vivir, Honestidad, Serenidad, Entendimiento y Luz.

viernes, 11 de octubre de 2013

ACCIÓN VERSUS REACCIÓN

       Cuenta el columnista Sidney Harris que en cierta ocasión, acompañando a comprar el periódico a un amigo suyo, éste saludó con suma cortesía al dueño del quiosco, el cual, por su parte, le respondió con brusquedad y descortesía. El amigo de Harris, mientras recogía el periódico que el otro había arrojado hacia él de mala manera, sonrió y le deseó al vendedor un buen fin de semana. Cuando los dos amigos reemprendían su paseo, el columnista le preguntó:

       - ¿Te trata siempre con tanta descortesía?
       -  Sí, por desgracia.
       - ¿Y tú siempre te muestras igual de amable?
       -  Sí, así es.
       - ¿Y por qué eres tú tan amable con él, cuando él es tan antipático contigo?
       -  Porque no quiero que sea él quien decida cómo debo actuar yo.


     La persona "plenamente humana" es la persona que consigue ser "ella misma"; que no se doblega ante cualquier viento que pueda soplar ni está a la merced de la mezquindad, la vileza, la impaciencia y la ira de los demás; que no se deja transformar por el ambiente, sino que es ella la que influye en éste.

   Por desgracia, la mayoría de nosotros nos sentimos como una embarcación a merced de los vientos y las olas. Cuando los vientos rugen y las olas se encrespan, nos falta lastre y decimos cosas como: "Me pone enfermo..."; "Me saca de mis casillas..."; "Sus observaciones me hacen sentirme terriblemente violento..."; "Este tiempo me deprime increíblemente.."; "Este trabajo me aburre soberanamente..."; "Sólo con verle me pongo triste..."

    Si observamos todas estas cosas me afectan a mí y a mís emociones. No tengo nada qué decir sobre mi enojo, de mi depresión, de mi tristeza, etc. Y al igual que todo el mundo me limito a culpar a otros, a las circunstancias y a la mala suerte. La persona plenamente humana sabe que la culpa no es de las estrellas, sino nuestra. Podemos alzarnos por encima del polvo de la batalla cotidiana que a tantos de nosotros ciega y sofoca; y esto es precisamente lo que se espera de nosotros en nuestro proceso de crecer como personas.

  Esto no significa que haya que reprimir las emociones o negar la plenitud de las mismas. Lo que significa es, más bien, el equilibrio y la de las emociones. En la persona humana plenamente viva no puede darse ni el amortiguamiento de los sentidos y emociones ni la entrega incondicional a los mismos.
integración

   La persona plenamente viva escucha a sus sentidos y emociones y sintoniza con ellos; pero el entregarse a ellos supondría abdicar del intelecto y de la capacidad de elegir, dos facultades que hacen a los seres humanos superiores a los animales.

martes, 8 de octubre de 2013



    " Me ha costado comprender que el hombre empieza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo. Que empezamos a dar frutos cuando dejamos de construir castillos en el aire.
    Al igual que el niño que está aprendiendo a montar en bicicleta logra montar de hecho cuando se sumerge a fondo en esta actividad y, por contrapartida, se cae al suelo cuando se para a considerar lo bien o mal que lo está haciendo, así nosotros, todos, en cualquier actividad que llevemos a cabo. En cuanto comenzamos a juzgar los resultados, la magia de la vida se disipa y nos desplomamos.

    Cuando como, como; Cuando duermo, duermo. Así definió un gran maestro el Zen. Con este espíritu, no sólo es que se gaste menos energía en el desarrollo de una determinada actividad, sino que hasta sale uno tonificado de ella. El ser humano tiene el potencial de auto-cargarse en la acción.

    Por eso creo que para escribir, como para vivir o para amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener, sino desprenderse. La clave de casi todo está en la magnanimidad del desprendimiento. El amor, el arte y la meditación, al menos esas tres cosas, funcionan así.


Del libro. "Biografía del silencio", Pablo d´Ors

martes, 17 de septiembre de 2013

Una gran lección

    Son muchos los pacientes que he visto desde el dia que me propuse hacer de las terapias manuales mi profesión, muchos. A todos y a cada uno de ellos los guardo en mi corazón por distintas causas, pero él llegó en el momento justo, respondiendo a mis dudas mas profundas y con su presencia, sus lágrimas, su emoción y sus palabras llenaron mi corazón plenamente.

    Sentí que estabas a punto de partir de este mundo y de eso hablé con tu cuerpo, pero sentí que habías cumplido tu misión, habías aprendido aquello que estaba planeado que aprendieras y creo que te has ido tranquilo y sereno, aunque muy joven. Me hubiera encantado que continuaras en esta vida con esa nueva actitud, con esa nueva forma de afrontar las cosas, pero una vez más me doy cuenta que la última palabra la tiene Él y que nosotros estamos para aceptarla y así, vivirla.

    Gracias por tu lección de vida, gracias por tus palabras que se quedarán en mi corazón y en mi alma siempre. Gracias por venir ese día y a dejarme el mensaje que estaba esperando.

    Gracias, Beltrán.


  Te mandaré mucha luz para que sigas iluminándote.

viernes, 13 de septiembre de 2013

         Querer sanar es una decisión que hay que tomar, no digo que sea fácil, ni la decisión, ni el proceso; pero si quieres, si anhelas reencontrarte, deberás decidirlo TÚ. Este es un camino muy personal.

    La vida se ocupará de darte todo lo que necesitas para sanar, no te preocupes, te dará a las personas adecuadas, el espacio adecuado, el cuidado, la protección que necesites. Ella quiere verte feliz, que fluyas, que florezcas.

     Si tu intención es evolucionar, conciliarte contigo misma/o y aprender a honrarle, la vida te apoyará incondicionalmente.
   
       Te mostrará el camino con amor y gentileza, no necesitarás hacer nada, sólo focalizar tu intención en reencontrarte.

      Tienes que estar preparado a sentir, a aprender de lo que la vida te presente y elegir.




- DEl libro. "En nombre del Amor"- Elena Vander.