Son muchos los pacientes que he visto desde el dia que me propuse hacer de las terapias manuales mi profesión, muchos. A todos y a cada uno de ellos los guardo en mi corazón por distintas causas, pero él llegó en el momento justo, respondiendo a mis dudas mas profundas y con su presencia, sus lágrimas, su emoción y sus palabras llenaron mi corazón plenamente.
Sentí que estabas a punto de partir de este mundo y de eso hablé con tu cuerpo, pero sentí que habías cumplido tu misión, habías aprendido aquello que estaba planeado que aprendieras y creo que te has ido tranquilo y sereno, aunque muy joven. Me hubiera encantado que continuaras en esta vida con esa nueva actitud, con esa nueva forma de afrontar las cosas, pero una vez más me doy cuenta que la última palabra la tiene Él y que nosotros estamos para aceptarla y así, vivirla.
Gracias por tu lección de vida, gracias por tus palabras que se quedarán en mi corazón y en mi alma siempre. Gracias por venir ese día y a dejarme el mensaje que estaba esperando.
Gracias, Beltrán.
Te mandaré mucha luz para que sigas iluminándote.
Siempre me ha gustado expresarme escribiendo, las palabras salen más fluídas y me permite profundizar más en mis pensamientos. Ahora mi camino está en la búsqueda de la serenidad y la confianza, y a ello me ayudan terapias como la Cráneo Sacral, el Reiki, el propio contacto con mis pacientes y amigos y la práctica del Aikido. Espero poder seguir avanzando y poco a poco ir consiguiendo metas que me ayuden a ser más feliz y a hacer más feliz al que me rodea.

No hay comentarios:
Publicar un comentario