Hoy os contaré un cuento, el cuento de los abetos jóvenes en invierno, que acumulan nieve sobre sus tiernas ramas hasta el punto de que, en algunos casos, pueden llegar a doblarse por culpa del peso. Si las bajas temperaturas persisten durante semanas, la nieve se acumula y mantiene doblado al pobre abeto que sufre pues su naturaleza lo empuja a alzarse recto y majestuoso hacia el cielo. Con la llegada de la primavera la nieve se funde, con lo cual el abeto, desprovisto del peso, vuelve a erguirse y sigue creciendo hasta que su tronco se hace fuerte y robusto.
Pero, ¿y si la primavera no llegara nunca?, la nieve no se fundiría y el abeto permanecería doblado hasta que un día, cansado de soportar el peso y de empujar hacia arriba sin éxito, se moriría.
¿Qué representa la nieve en mi caso? Es decir, si yo soy el ABETO, ¿qué es la nieve? La nieve son todas aquellas cargas que otros han puesto sobre mis hombros y que no me pertenecen. Son mensajes que, de forma consciente o inconsciente han determinado, y todavía determinan, mis actos, aunque yo no lo haya elegido. Muy a menudo son ideas sobre la vida que depositan en nosotros nuestros padres. Pensad que una madre se lo da TODO a su hijo, lo que tiene y lo que no tiene. Y dentro de lo que "no tiene" hay de todo: carencias afectivas, formas limitadoras de ver la vida, miedos... Tenéis que analizar cuáles son las pautas que rigen desde pequeño vuestro comportamiento y quedaros sólo con aquellos que realmente os pertenecen. El resto, como la nieve, debe fundirse y marcharse río abajo.
Algunas frases que pueden transmitir esas cargas pueden ser: "Debes ser fuerte para sobrevivir; no muestres tus debilidades; mejor aún, no las tengas" ó "La vida es competición, lucha por ser tú el más fuerte",
ó "Obedece y no preguntes, así evitarás problemas" lo que conlleva un aprendizaje el "no hagas", donde preside el miedo, miedo a equivocarse, miedo a elegir, al error y a las consecuencias del error, en definitiva, miedo a la Libertad.
Siempre me ha gustado expresarme escribiendo, las palabras salen más fluídas y me permite profundizar más en mis pensamientos. Ahora mi camino está en la búsqueda de la serenidad y la confianza, y a ello me ayudan terapias como la Cráneo Sacral, el Reiki, el propio contacto con mis pacientes y amigos y la práctica del Aikido. Espero poder seguir avanzando y poco a poco ir consiguiendo metas que me ayuden a ser más feliz y a hacer más feliz al que me rodea.
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