viernes, 28 de septiembre de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA EL ESTRÉS EN EL CUERPO HUMANO?



    "El estrés es la causa de, como mínimo, el 95% de las enfermedades; y el 5% restante fue causado por el estrés sufrido en un determinado momento por algún antepasado de esa persona." Dr. Bruce Lipton, Facultad de Medina de Stanford, 1998.
    Existe una diferencia importante entre los temas circunstanciales que normalmente consideramos estresantes y el estrés fisiólogico que produce una enfermedad. El estrés fisiológico es el que se produce cuando nuestro sistema nervioso se desequilibra.
    El sistema nervioso autónomo consta de dos partes, el sistema nervioso parasimpático, que se encarga del crecimiento, la salud y el mantenimiento corporal, así como de los procesos automáticos como la digestión, sistema endocrino, sistema inmunológico...; Y el sistema nervioso simpático, que funciona de forma mucho menos frecuente. El sistema nervioso simpático es lo que llamamos sistema de "pelea o de echa  a correr", costituye la alarma. Es el que salva nustras vidas en un determinado momento de peligro. Cuando salta la "alarma", el flujo sanguíneo cambia por completo, ya no acude al estómago para ayudar a la digestión de los alimentos. Tampoco se dirige a los lóbulos frontales del cerebro para formar un pensamiento creativo; ni va hacia los riñones y el hígado. La gran parte de la sangre se dirige entonces a los músculos, porque tu organismo piensa que va a tener que luchar intensamente, o echar a correr lo más rápido posible, cuando algo amenaza su vida.
Por consiguiente, en esos instantes usted no necesita ponerse a digerir el alimento que ha ingerido, o que el hígado inicie un proceso de purificación de toxinas, o que los riñones equilibren la electrolisis, o que tenga pensamientos creativos; no puede emplear el tiempo en ninguna de esas cosas porque si no sobrevive en los próximos minutos todo lo demás carece de importancia.
    Aunque todos esos cambios están pensados para salvar su vida, si se mantienen a lo largo del tiempo mediante un estrés continuo, pueden causar serios daños a los órganos, afectando de forma directa y específica a su sistema inmunológico.
 Esto es lo que sucede a nivel orgánico, pero y a nivel celular ¿qué sucede? Todas nuestras células dejan de realizar su crecimiento normal, de salud y de mantenimiento del organismo. Las células se cierran totalmente, nada entra ni sale; por tanto, no reciben la debida nutrición, ni el oxígeno, ni los minerales... Tampoco se liberan de los productos de desecho ni de las toxinas mientras se encuentran bajo una situación de estrés. Toda la actividad corporal se para, excepto aquella que es imprescindible para la supervivencia. Esto causa un proceso de intoxicación en el interior de la célula que le impide su normal crecimiento. De hecho, el doctor Bruce Lipton dice que es así como generamos las enfermedades y los males genéticos.
    El proceso de lucha o huye representa la respuesta necesaria para salvar nuestra vida en un momento de emergencia, pero no debe mantenerse durante largos periodos de tiempo. El problema radica en que una gran parte de las personas se mantiene en esa situación de forma prolongada. Y cuando esto es así, se producen resultados inevitables. Finalmente, algo se rompe y manifiesta un síntoma. Cuando existe un considerable número de síntomas, lo llamamos enfermedad. Así pues, una enfermedad se produce sencillamente  cuando el debilitamiento de la cadena celular se quiebra por la presión de lo que denominamos estrés.
    También se descubrió que las células que estaban adecuadamente dispuestas al crecimieto y a la curación se muestran literalmente inmunes a la enfermedad. Es decir, "Una célula que crece y se muestra sana es inmune a la enfermedad"

jueves, 13 de septiembre de 2012

                                                     LAS CUATRO PREGUNTAS BÁSICAS  

       Da igual la forma o filosofía que tengas para mirar o enfrentarte a la vida, te propongo cuatro preguntas básicas para contestarlas interiormente y así ser consciente de algunas de tus creencias.

La primera pregunta es si la vida es amistosa. Le preguntaron a Einstein qué era lo mas importante que se podía saber acerca del universo físico y él respondió: "La pregunta básica es si el universo es amistoso. Por supuesto es infinito, misteriosos y jamás sabremos todo lo que se puede saber sobre él, pero lo más importante es saber si está de tu parte o está en contra tuya".
     Uno cree que algo es amistoso cuando eso reacciona a sus expectativas. Si la vida está de tu parte es posible  que siempre esté de tu parte, incluso en aquellos momentos en que parece todo lo contrario. Todos hemos vivido experiencias de forma negativa, pasa un tiempo y ocurre algo que vivimos de forma positiva, y reflexionando nos damos cuenta de que si no hubiera pasado lo primero tampoco habría pasado lo segundo.
     Uno decide y así es. La vida tiene una cosa muy curiosa y es que siempre te  da la razón. Si crees que la gente es mala y que va a por ti, te aseguro que esa será la gente que atraerás a tu vida. Si tenemos una percepción de la vida o una creencia concreta, la vida nos la confirma. Es muy cómodo decir que te pasan cosas malas por culpa de los demás. Nadie es responsable de lo que ocurre en tu vida, sólo tú.
     Si te ocurre algo que interpretas como desagradable es lógico que la primera reacción sea tristeza o enfado, lo importante es que esa reacción te dure el menor tiempo posible y preguntarte cómo eso que te ha pasado podría apoyarte ahora mismo o en el futuro. Cuando te planteas esa pregunta, por lo menos estás admitiendo varias posibilidades y amplías tu campo de visión, no te limitas sólo a ese hecho que al principio habías considerado desagradable y dejas de juzgar. En esos momentos la vida te suele dar la contestación.

La segunda pregunta es si nosotros creamos nuestras propias experiencias o somos víctimas de ellas. Y aquí tienes que definirte: o siempre eres víctima o siempre eres creador, las dos cosas no son posibles, o una u otra.
     Si piensas que eres el creador de las cosas buenas que te ocurren, aplicando la misma lógica, habrá que admitir que también eres el creador de aquellas experiencias de las que no estás tan orgulloso. Cualquier cosa que te ocurre, de alguna forma la has creado tú. Esto es fácil de explicar pero difícil de entender si te arrolla un camión. Si después de atropellarte un camión en un paso de peatones te digo que esta experiencia te la has creado tú, me responderás que estoy loca y que eso no es cierto porque, entre otras cosas, no eres masoquista. No, no es que seamos masoquistas, lo que ocurre es que la vida nos ha dado un grito simplemente porque no hemos escuchado sus anteriores mensajes. Tú has crado una fuerza en una dirección, has creado un movimiento energético, autodestructivo y la vida te ha respondido con el camión. Los acontecimientos externos son una metáfora perfecta de nuestras creencias interiores. Exteriormente los opuestos se atraen, interiormente lo igual se atrae, ahora ya sabes cómo se crean las cosas, si uno cree que el mundo y las personas son antagónicas, uno suele atraer este tipo de personas a su vida o juzgar cualquier gesto de otra persona como algo que no te va a apoyar; normalmente, cuando te ocurren cosas que interpretas como desagradables, es porque has trasgredido alguna ley espiritual.
     Todo lo que ocurre es una creación global que solemos ver de forma fragmentada, es decir como acontecimientos aislados y sin relación; como sólo vemos los últimos pasos de todo el proceso, creemos que se trata de una relación causa-efecto, lo que nos convierte en víctima y parece que todo lo que ocurre está fuera de nuestro control. El proceso creativo tiene poder, que es lo que manifestamos y proyectamos en el mundo. Esta proyección del poder personal es como darle vida a nuestra creación, aunque como la vivimos no siempre es agradable. Hay mucha gente que no quiere aceptar que todo lo que nos ocurre lo hemos atraído nosotros, como tampoco aceptan que haya gente que elija nacer en la India, o tener unos padres que le maltraten. Hay que tener en cuenta dos cosas a este respecto, primera no elige el ego sino el alma; y segundo, una vida entera representa sólo un pestañeo, un abrir y cerrar los ojos en el contexto de la eternidad. El alma es eterna.
      Estas preguntas no son para analizarlas intelectualmente, son para experimentarlas. Ten en cuenta la posibilidad de que la vida funcione de otra manera y espera a ver qué pasa. Cuando pasa algo agradable no nos queda grabado. Uno se abre y la energía fluye libremente, por eso es más difícil cuando uno se lo pasa bien acordarse de demasiados detalles.


La tercera pregunta es si estamos locos. Estar loco es una referencia social, entre lo aceptable y lo no aceptable. La locura es relativa, todos estamos un poco locos porque todos tenemos pensamientos, experiencias y reacciones distintas. Por definición estamos locos, somos diferentes de la misma manera que nos distinguimos por nuestras huellas dactilares.
     Hay que tener en cuenta dos aspectos; primero, se gasta una enorme cantidad de energía intentando convencerse uno mismo de que no está loco. Suelta el control de tu propia mente, acepta tus pensamientos y aprovecha esta energía perdida.
 Segundo, la aceptación de las locuras o de las ideas que te parecen locuras, son el primer paso para llegar a un nivel que está por encima de esta tercera pregunta, que es dejar de juzgar si estas loco o no. No tienes por qué identificarte con tus pensamientos. Cuando se te ocurre algo, te parece que el cuerpo tenga que acompañar con alguna acción al pensamiento. Hay una identificación con los pensamientos que hace que te enganches a ellos. No hay que implicar al cuerpo siempre que se te pasa algo por la cabeza. Debemos vernos a nosotros mismos como almas, como seres energéticos. Un alma no está nunca enferma, no la puedes matar. Nuestras relaciones son energéticas, de alma a alma. Físicamente la relación puede ser de padre a hijo pero el amor no es una relación física, es energética.
    Pregúntate hasta qué punto eres lo suficientemente rico para darte cuenta de que todo lo que pasa por tu mente, incluso lo que llamas locuras, tiene un aspecto beneficioso para ti.


La cuarta pregunta es si somos estúpidos. A cada instante uno puede preguntarle a la vida sobre un hecho determinado y cada pregunta incluye la respuesta sí o no, las estadísticas no sirven. Ser estúpido es poner de antemano límites que no tienen por qué estar.  
    Hay personas, algunas incluso con varios títulos académicos a las que considero estúpidas porque ellas mismas se ponen limitaciones al ir de entendidas. Uno se cree que porque una cosa ha ocurrido cien veces de una manera ya no puede ser de una manera distinta y eso es vivir el pasado.
    Cuando debas tomar una decisión entre lo conocido y lo desconocido, elige lo desconocido y asume un grado de riesgo; piensa en lo peor que puede pasar, a veces lo peor no es tan malo y te puedes arriesgar.
    La educación y la experiencia tienden a hacernos estúpidos; la base de la educación es que el pasado trae el futuro y esto no es correcto, es el presente el que trae el futuro. La vida no intenta mantener sus secretos, tú debes tener ojos para verlos.


         Si vives estas cuatro preguntas, uno de los resultados con mayor trascendencia es que empiezas a escuchar la información de tu interior. Si sabes cómo empezar a relacionarte con este idioma creativo interior, te parece que has montado en una nave espacial y estás en otro planeta, porque todo lo que antes no tenía vida ahora la tiene y además te habla.